¡Qué difícil es elegir una primera entrada
para el blog!
¿De qué hablamos? ¿Qué se puede decir del
Desert de les Palmes que no se haya dicho ya?
Lo primero debería ser hablar del nombre
elegido: La Aguja (El Agullot), el perfil predominante de las sierras incluidas en el paraje natural. No es el más
alto pero sí el más característico, el que menos ha sufrido los embates del
tiempo y de la mano humana, donde se pueden encontrar, en un muy reducido
espacio, la mayor concentración de tesoros naturales que alberga el Desert. Su
sombra protege los últimos reductos de bosque autóctono mixto mediterráneo de
alcornoques, enebros y madroños. Es para nosotros un ejemplo de lo que queremos
mostrar.
Existen multitud de blogs que tratan el tema con mayor o menor acierto,
algunos son meramente descriptivos con listas de fauna, flora, geología, rutas
… Si eso es lo que esperáis encontrar aquí, os equivocáis … en parte.
Intentaremos comentar nuestras experiencias
y visiones del Paraje. Lo que se ve y se siente recorriendo los caminos y
sendas en las distintas estaciones del año, la presencia de la pizarra, el
rodeno y la caliza, la claridad de las tardes de otoño, la magia de las nieblas
del invierno: Lo hemos llamado
postales.
Queremos aprovechar la oportunidad para
implicar a todos los visitantes a proteger, conservar y educar.
Estos tres simples verbos esconden las tragedias que se pueden producir por el
abuso de la posición dominante del hombre en la naturaleza: Erosión al
transitar fuera de las zonas marcadas, pérdida de especies en peligro de
extinción por recogida de ejemplares (el típico ramito de flores que se
marchita dentro del coche), basuras (envoltorios de barritas energéticas,
tubitos de gel, latas de refresco, escombros de reformas de antiguas masías,
etc.) que no se recogerán nunca si no se usan los cauces adecuados.
Resulta curioso que la mayoría de estas agresiones al paraje se
produzcan por gente que se desplaza para disfrutar del mismo aunque estamos
seguros que, en muchos casos, es por falta de conocimiento a la hora de
disfrutarlo y por la absoluta falta de brigadas de mantenimiento y limpieza.
Toda
esta parrafada se resume en: EVITEMOS
LOS INCENDIOS. Todavía recordamos los 2 últimos: Agosto de 1985 uno de los más graves de los que se tiene constancia
y que afectó al centro y norte del parque y Diciembre
de 1992, iniciado por una hoguera para una barbacoa en la ermita de la
fuente de la Salud, que desde el sur llegó de nuevo hasta la zona del
monasterio carmelita. Aún hoy, 27 años
después del primero, no se ha alcanzado la masa forestal de entonces.